martes, 28 de marzo de 2017

La miedos de los niños son normales?

Para los niños, el miedo es un mecanismo que les permite protegerse de estímulos desconocidos. Los padres podemos ayudarles. ¿Cómo? Sobre todo, poniéndonos en su lugar y comprendiéndoles.

Los niños pequeños ven terribles amenazas donde los adultos vemos cosas de lo más normales. Tengamos en cuenta que el miedo es un necesario y saludable mecanismo de los seres vivos para protegerse de estímulos desconocidos y potencialmente peligrosos. Y si encima esos fenómenos se acompañan de una estimulación intensa (ruido fuerte, colores estridentes, movimiento brusco, demasiada gesticulación...) es normal que el niño los perciba como amenazadores y reaccione con intensidad.

Cierta capacidad de miedo tiene una función positiva y protectora. Un niño debe tener miedo al tráfico de coches y al fuego, por citar dos temores útiles. Luego hay una serie de miedos más o menos fantásticos, que aparecen en todos los niños y que normalmente desaparecen al cabo del tiempo: miedo a ser devorado, a la oscuridad, a los personajes de ficción...

 

Hay que ser comprensivos

La actitud de los padres ante estos miedos infantiles es importante. No hay que regañarles por tenerlos, y no debemos burlarnos. Tampoco podemos confiar demasiado en que las explicaciones lógicas les tranquilicen, aunque no debamos renunciar a dárselas ('los monstruos no existen'). Así que debemos admitir que estos miedos son normales, permitirles expresarlos y ofrecerles nuestra atención y nuestro cariñoso apoyo.

 

Necesitan sentirse queridos

Al expresar sus miedos y recibir una respuesta cariñosa y tranquilizadora de sus padres, el niño cubre una necesidad básica, la de saber que no está indefenso ante los peligros, reales o imaginarios, y que puede encontrar abrigo frente a ellos. También hay que alentarle para superar el miedo, elogiándole por ello (¡qué valiente!). Hay que darle protección, pero también dejar que se aventure, en esta edad de intensa curiosidad y exploración.

 

Pero, ¿cómo actuar en cada caso concreto?

Miedo a la oscuridad

En realidad es miedo a quedarse solo ante lo desconocido y sin el amparo de papá y mamá. Lo sufren la mayoría de los niños.

Es mejor no dejarles solos llorando en su habitación, desapareciendo hasta la mañana siguiente con la idea de que ya se les pasará, porque con ello confirmamos su temor al abandono. Y en vez de acostumbrarles a la oscuridad, lo que estaremos provocando es que le tengan más miedo. No conviene que los llevemos a nuestra cama ni que nos quedemos con ellos toda la noche. Lo que sí podemos hacer es volver a su cuarto de vez en cuando para que comprueben que seguimos ahí, pero tratando de ampliar progresivamente los ratos que son capaces de permanecer solos antes de dormirse. La puerta abierta, una luz en el pasillo o un peluche que les acompañe también serán de ayuda.

A los extraños

Ante personas desconocidas o a las que ha tratado muy poco, el niño reacciona aferrándose a papá o a mamá. No tiene nada de extraordinario y no hay que enfadarse por ello.

Hay que entender que si una persona se acerca repentinamente al niño y pretende tocarle o cogerle, este lo rechace. Incluso cuando llegan los tíos o los abuelos puede aparecer esta reacción. No hay que tomárselo a mal, sino respetar la distancia y el ritmo que el niño necesita. Lo que procede es un acercamiento progresivo, sin forzar la cosas y dando tiempo al tiempo.•

A personajes disfrazados

Se supone que los payasos son los amigos de los niños, pero a veces, a los más pequeños, maldita la gracia que les hacen.

Y es que sus maquillajes, sus movimientos, sus voces, sus ropajes y zapatones no siempre son bien digeridos por los chiquitines. En cuanto a sentarse en las rodillas de un Rey Mago, resulta demasiado fuerte para algunos niños. No les forcemos más allá de donde deseen, respetemos las distancias que necesiten y, si aun así lo pasan mal, dejemos circos y cabalgatas para uno o dos años más adelante.•

A los ruidos fuertes

Los electrodomésticos (la batidora, la aspiradora) pueden ponerles los pelos de punta.

También pueden temer a los cohetes o a los truenos. Pero es que a algunos también les asusta el teléfono, que suena a traición y en momentos inesperados. Hay que evitar en lo posible los sonidos fuertes, pero como no siempre es posible, podemos invitar a nuestro hijo a pasar juntos el aspirador, a conectar y desconectar su interruptor para que esa sensación de control le ayude a perder el miedo al ruido. Cuando haya tormenta empecemos por estar nosotros relajados y alegres, pongámonos juntos al lado de la ventana para contar los truenos y los relámpagos...

A los animales

A esta edad los niños se dan cuenta de que algunos animales son amenazadores, aunque no saben distinguir cuáles.

Los que no sean especialmente miedosos ni hayan tenido experiencias negativas, perderán su miedo sobre los cinco o seis años. Mientras tanto, podemos permitir que el niño observe a los animales a distancia si no desea su proximidad, sin forzarle a ella. Pero es bueno que vea cómo otros adultos y niños interactúan con perros y gatos. Si aceptan acercarse en nuestra compañía al animal, perfecto; en caso contrario, no les forcemos.

La bruja, el coco...

No debemos utilizar sus miedos para controlarles: 'Como no te portes bien te dejo solo'. Tampoco debemos recurrir a personajes fantásticos o terroríficos para lograr la obediencia del niño, ya que su rica fantasía confunde ficción y realidad. El 'coco', la bruja y similares prenden con gran facilidad en la mente de los niños, incluso sin que el adulto lo pretenda. Si les decimos que si no se duermen vendrá el coco y les comerá, realmente lo creerán... y no podrán dormir del temor. Querer controlarles con ese fácil recurso es una práctica insana que puede crearles verdaderos terrores desbordados e incontrolables.

lunes, 30 de enero de 2017

Los niños no tienen por qué ir al colegio con 3 años

No quiero llevar a mi hijo al colegio con 3 años.
Quiero que se me escape cada dos por tres por la calle, que ponga esa cara de mal humor durante toda la mañana mientras se le escapa la sonrisa. Bañarnos juntos y que con la espuma del jabón en su barbilla grite: “feliz Navidad!”, que lo toque todo en todos los lados,  portear y que se duerma (o no), cantar “La patrulla canina” al unísono, que me diga sonriente cuando me ve en la cocina: “subir mama”, verle como se pringa con los macarrones,  con cualquier cosa, escucharle preguntar cada 10 minutos "oje mama" , y que se enfade cuando no lo hago.

Quiero pasarme el día suspirando,  y en muchos momentos tener ganas de pillar un tren e irme a Siberia para siempre, para luego mirar a mi hijo Adrián a los ojos,  y sentirme la madre más afortunada del mundo. Pensar en otras madres y padres que no han podido disfrutar de esos momentos. Cagarme en la puta conciliación, y pensar que los niños nos necesitan, necesitan un mundo mejor, y este mundo les necesita a ellos.

No me imagino una mañana sin él…de verdad.  ¿Me dejáis que lo diga por última  vez? De verdad,  la última, ok? No quiero llevar a mi hijo al cole. Solo de pensar en Adrián con la mochilita entrando en el cole, ya lo hecho de menos. Quiero  hacerle cosquillas durante toda la mañana, que me pida ayuda ”, que se baje del carro cada 5 segundos, y sobretodo, verle correr en casa en pijama sonriendo de un lado para otro.

Sí, sobretodo eso.

Estas son algunas de las frases que para mí justifican en muchos casos la creencia de que los niños tienen que ir al cole. Aprovecho antes para matizar que, por supuesto, si los padres trabajan fuera de casa, y no tienen quien les eche una mano, no les queda otra opción:

Se lo pasan muy bien.

¿Acaso no se lo pasan bien con sus padres? Además esa frase no es extensible a todos los niños, tomémonos la molestia de preguntarles y no demos nada por hecho. Seguramente algunos se lo pasen bien, pero aun así puede que tengan otras preferencias.

Aprenden mucho.

Claro que aprenden, están en la edad de aprender, son esponjitas que absorben todo. ¿A caso no han aprendido un montón de cosas en esos tres años?  ¿Pensamos que ya no tenemos nada más que aportarles? Todo lo contrario. Tenemos una total falta de confianza en nosotros mismos como padres, de la cantidad de cosas que aprenden cada día con nosotros (siempre que estemos presentes –accesibles-) y de lo que podemos enseñarles. Por favor, que tienen tres, cuatro o cinco años, pero es que aunque tuviesen muchos más.

Si no van al cole no podrán socializar.

Los niños pequeñitos no necesitan estar con otros niños sino con un adulto o adultos que les de seguridad y cariño. Es a partir de los tres años (algunos un poco antes, otros después) cuando empiezan a socializar. Y eso lo harán a su ritmo y sin ser obligados, en lugares como en los parques, con hijos de amigos, con primos, familiares etc.

No llevarles al cole es tenerles encerrados en casa y no les damos la opción de ver la vida real.

Primero, la vida real es la familia, las tareas cotidianas, la calle, el encontrarse con el vecino, el panadero, el cartero. Por supuesto que no es estar en casa todo el día.

Y segundo, nunca la vida real ha sido estar encerrado entre cuatro paredes, un solo adulto con casi 30 niños de la misma edad, diciéndoles lo que tienen que hacer.

Se acostumbran a estar sentados y callados.

¿Y para qué quiero que mi hijo deje de comportarse como una niño? ¿Se acostumbran o se resignan?

Les viene bien.

He de reconocer que esta frase ha terminado molestándome un poco.  ¿Les viene bien a todos los niños? Porque no todos están preparados, ni a todos les gusta, ni mucho menos todos lo necesitan. ¿Y para qué les viene bien? Esta afirmación, como otras tantas, también me las encontraba con el tema de la guardería. A los que les viene bien que nuestros hijos vayan a la guardería o al cole tan pequeñitos es a nosotros los padres, tal cual. Porque podemos desconectar por un rato, descansar, hacer lo que tengamos que hacer, porque nos cuesta pasar 24 horas con nuestros hijos, cansa, claro que cansa. Me gusta encontrarme con padres que me dicen sinceramente que les apetece a ellos, porque necesitan un poco de desconexión, ya que les resulta muy cansado estar todo el día con sus pequeños; y me gusta porque son sinceros y no se escudan en afirmaciones tomadas por otros para justificarse. Y por supuesto no quiere decir que por eso queramos menos a nuestros hijos.

- Y otras frases como “es muy aplicado en el cole”, “no es nada vago”, “¿le gusta estudiar?”, entre otras, que he escuchando referentes a niños de 3 y 4 años. Me parecen fuera de lugar y, tengo que decirlo, de una total falta de información o entendimiento de cómo es un niño de verdad y de su desarrollo evolutivo.

Por otro lado el periodo de adaptación que llevan a cabo la mayoría de los colegios es irreal. Piensan que por ir aumentando paulatinamente el tiempo que el niño pasa en el cole ya está todo hecho. A mi me costaría y mucho dejar a mi hijo con un desconocido, por mucha carrera que me diga que tenga. Y además se, porque me pongo en su lugar, que el hecho de que te dejen con un montón de desconocidos da miedo, angustia y desconfianza.  Y es lo normal y deseable, porque creo que  ningún padre queremos que nuestros hijos se vayan con desconocidos. ¿Entonces, por qué un buen día de repente les dejamos con alguien que ni ellos ni nosotros conocemos, sin antes haber pasado un tiempo todos juntos?

Personalmente más de una vez he pensado escolarizar a mi hijo para tener tiempo para mi, para mi trabajo, y para recargar pilas. Porque un niño con una sola persona (el papá está por supuesto, pero no todo el día) agota. Y en ocasiones puede hasta sobrepasarnos. Por eso otra opción sería, si podemos, pedir ayudar para no estar solos.

Se tiene la idea generalizada de que los niños con tres añitos ya tienen que ir al cole. Son muchas las  familias que no se plantean esto, dando por hecho que es lo que toca y no se les pasa por la cabeza la posibilidad de seguir otro camino que no sea el que marcan los demás. Una de las cosas que quiero trasmitir a mi hijo es su capacidad de plantearse las cosas, de cuestionarlas, de actuar con consciencia; sabiendo lo que hacemos y por qué lo hacemos, buscando nuestro propio camino.

El “tener que” que tantas veces utilizamos sin darnos cuenta, “obliga a”. Los niños tienen que…. ir al cole, saber comportarse, obedecer cuando se les manda (ordena) algo, tener respeto a los adultos, etc. Es decir, que estamos diciendo que los niños están obligados a ir al cole; están obligados a saber comportarse (cuando muchos adultos no saben hacerlo); están obligados a respetar  a quien en ocasiones no le respeta a ellos, recibiendo por tanto mensajes contradictorios; están obligados a obedecer porque sí, sin ninguna explicación…

En el caso que nos concierne, la frase sería, los niños con tres añitos tienen que ir al cole, están obligados a ir al cole. Y tras esta frase va un sin fin de frases más para justificarla. Los niños con tres añitos no necesitan ir al cole, no son ellos quienes lo necesitan. Además, por otro lado, no es hasta los 6 años cuando es “obligatorio” escolarizarlos.

Muchas veces ocurre que cuando nos salimos del camino general nos miran con desconfianza. Y en vez de pensar que cada cual lo hacemos de la mejor forma que sabemos, que somos libres de elegir la manera de criar a nuestros hijos, en vez de plantearse que quizás ellos también pueden, se enfadan y ponen en duda tus decisiones por ir en contra de las suyas. Y no es que yo piense que voy en contra de nadie, pero es que en la vida diaria suele ser cómo viven los demás el que tú decidas hacer las cosas de otra manera.

Y no es fácil no seguir la corriente, sobre todo cuando ves que te quedas sola. Y esto es lo que nos ha pasado con este tema del colegio. Casi todas las familias de nuestro alrededor, con los que nos hemos juntado hasta ahora en los grupos de crianza, han escolarizado a sus hijos. Y a pesar de tener las ideas claras, resulta que te da miedo no seguir la corriente. Quizás sea ese el motivo por el que la gran mayoría de la gente no suele salirse de la línea marcada.

viernes, 2 de diciembre de 2016

Todo lo que hay que saber sobre la vacuna de la VARICELA

Como venimos haciendo desde hace unas semanas hoy vamos a hablar de otra vacuna con el objetivo de tener toda la información posible. Dado que esta semana hemos sabido de la muerte de una niña por complicaciones derivadas de una varicela, y al estar el tema candente por no poderse comprar en España, hemos decidido hablar esta semana de la vacuna de la varicela.

La vacuna de la varicela se administra a partir de los 12 meses, ya que antes de esa edad su eficacia es limitada (los bebés aún pueden tener anticuerpos maternos para la varicela y, aunque no fuera el caso, parece que la respuesta inmune no es suficiente antes de esa edad). Deben aplicarse dos dosis, ya que desde hace unos años se ha evidenciado que es necesario un recuerdo para conseguir una protección casi completa.

Una vez administradas las dos dosis no es necesario poner ningún recuerdo en la edad adulta, así que una vez está vacunado un niño, la protección dura toda la vida.

Qué es la varicela

Como ya comentamos en su día, la varicela es una enfermedad ocasionada por un virus llamado varicela-zóster, muy frecuente en la infancia, que conocemos por ser el causante de plagar la piel de lesiones en forma de pequeñas ampollas o vesículas.

La frecuencia de las complicaciones no es elevada, pero tampoco se puede decir que sea mínima, pues pueden aparecer hasta en un 15% de los casos. Algunas de las complicaciones pueden ser graves, pudiendo aparecer encefalitis, sepsis por infecciones secundarias, neumonias, etc. (algunas lectoras del blog nos han comentado que padecieron parálisis facial).

El 87% de las infecciones se dan en niños menores de 15 años y por eso desde hace unos años existe la vacuna de la varicela.

Cómo prevenir la enfermedad

La varicela no tiene prevención posible más allá de la vacuna, ya que es una enfermedad que se contagia por aire y por contacto. Podría intentarse prevenir evitando el contacto con niños que tienen la varicela, pero cuando sale el primer grano, la primera ampolla, el niño lleva ya dos días contagiando y puede ser ya tarde. Una vez se ha secado la última ampolla el virus deja de transmitirse.

Así que la mejor manera de prevenir la enfermedad es mediante la vacunación de los niños. El problema es que para que sea una enfermedad mínimamente controlada debería vacunarse a todos los niños, evitando así que se contagiaran entre ellos y evitando que se contagiara a los adultos (que algunos no están vacunados ni han pasado la enfermedad).

¿Cuándo se pone la vacuna?

La pauta recomendada por la AEP es una primera dosis a los 12-15 meses y una segunda dosis a los 2-3 años, aunque en realidad la primera dosis se puede poner en cualquier momento y la segunda dosis se puede administrar a los 2 meses de administrar la primera.

En mi centro de salud, por ejemplo, la veníamos poniendo a los niños a los 12 meses y a los 18 meses la segunda.

Cuando un niño llega a los 12 años sin haber pasado la enfermedad y sin haberse vacunado de ella, la seguridad social cubre la vacuna y la recomienda, para evitar que se coja la enfermedad en la edad adulta, cuando tiene más complicaciones.

¿Tiene tratamiento la varicela?

Como hemos comentado, la varicela está producida por un virus, y como sabemos,los virus no tienen tratamiento. Los únicos tratamientos que se prescriben tienen como misión evitar que los granos piquen demasiado para que no se rasquen, ya que las heridas podrían infectarse.

¿Dónde se pone la vacuna?

Normalmente se pone en el brazo, en el músculo deltoides del hombro, vía subcutánea.

Efectos secundarios de la vacuna de la varicela

La vacuna de la varicela tiene reacciones adversas leves y se dan en pocos niños. Suelen ser enrojecimiento, endurecimiento, dolor e hinchazón en la zona de inyección. Puede dar también cansancio, intranquilidad, náuseas y fiebre.

Además, puede aparecer una erupción de granitos o vesículas en la zona de la vacuna (como una varicelita en el brazo) o, de manera más aislada, en el cuerpo. Puede ocurrir incluso pasado un mes de la vacuna.

El niño vacunado también contagia

Debe tenerse en cuenta que cuando se vacuna a un niño, éste puede contagiar de la varicela durante un periodo de seis semanas. Durante ese tiempo se recomienda que no esté en contacto con personas inmunodeprimidas o enfermas, que no hayan pasado la varicela.

Si el padre o la madre no la pasó en la infancia, se recomienda administrarse la vacuna en el mismo momento que se le administra al hijo o hija, precisamente para no contagiarse.

Pero en España ya no puede comprarse

Cierto, aún no he conseguido entender por qué, pero la Agencia del Medicamentobloqueó hace unos meses la distribución y ahora no puede comprarse. Ya no es que la dejaran de subvencionar, que es algo que solo sucedía en algunas comunidades autónomas, es que ni siquiera se puede comprar de manera privada. Los padres, ahora, no pueden decidir si ponérsela a sus hijos o no.

Por culpa de esta medida, muchos padres están tratando de conseguirla en Navarra, donde aún se puede conseguir, o fuera de España, en Andorra, Francia o Portugal.

Qué niños no deben recibir la vacuna de la varicela

Aquellos que tengan un sistema inmunológico deprimido, ya que la vacuna está aprobada en niños sanos, pero podría ser peligrosa en ese caso.

martes, 8 de noviembre de 2016

Como ayudar a hablar a tu bebe

La mayoría de los  padres esperamos con ansia la primera palabra de nuestros hijos, lo cual ocurre alrededor del décimo mes de vida del bebé, aunque algunos tardan un poco más. De hecho, se estima que a los once meses solo el 50% de los bebés ya han dicho su primera palabra. Esto nos indica que cada pequeño sigue su propio ritmo de desarrollo, aunque también existen algunas actividades y juegos que pueden estimular el lenguaje y la comunicación.

Siete consejos para potenciar el lenguaje infantil

Háblale mucho. Aunque el bebé sea pequeño y no pueda comprender lo que dices, disfruta escuchando las voces de sus padres. De hecho, los bebés son capaces de distinguir desde los primeros días de nacido la voz de la madre, la cual tiene un efecto tranquilizador. Un estudio realizado en la Universidad de Washington ha desvelado que con apenas 30 horas de vida también son capaces de distinguir los sonidos propios de su lengua materna. Por eso, aprovecha cualquier ocasión para hablarle a tu bebé, su cerebro irá captando todo, aunque todavía no pueda demostrarlo.

Amplía el vocabulario. Normalmente cuando los adultos se dirigen a los niños usan un vocabulario muy restringido y alteran la pronunciación de algunas palabras. Sin embargo, se recomienda hablar adecuadamente ya que así el niño se irá familiarizando con los sonidos. También es conveniente repetir las mismas cosas pero usando diferentes palabras ya que de esta forma se promueve la fijación. Y no olvides enfatizar en las palabras cambiando el tono y el ritmo, así lograrás captar mejor la atención de tu bebé.

Cántale. Las canciones infantiles son perfectas para que los bebés se apropien de la cadencia de la lengua. Además, también tienen un efecto relajante y promueven la interacción. No obstante, es importante que pronuncies bien las palabras y acompañes la canción con gestos y movimientos que capten su atención. Cuando el bebé ya conozca la canción, puedes dejar de cantar antes de una palabra importante y esperar su reacción.

Imita sus vocalizaciones. Los bebés comienzan a vocalizar muy pronto, a partir de los cuatro meses aproximadamente, una actividad que prepara su aparato fonador para que después pueda articular las palabras. A la vez, le sirve para establecer una interacción con los demás. Por eso, cuando respondes a sus vocalizaciones imitándolas, estás estimulando el desarrollo del lenguaje ya que el bebé comprenderá que sus sonidos tienen un valor comunicativo.

Aprovecha sus intereses. Para desarrollar el lenguaje infantil, es importante que los padres aprovechen los intereses del niño. Cuando tu hijo se muestre especialmente motivado o interesado en algo, aprovecha ese momento para hablarle sobre ese objeto o situación. De esta forma no solo fomentas el lenguaje sino que también reforzarás sus intereses.

Léele. No se trata de leerles cuentos largos que todavía no pueden comprender, sino de recurrir a libros adecuados para su edad. De hecho, a los seis meses ya puedes comprarle el primer libro a tu hijo, cerciorándote de que tenga muchos dibujos e ilustraciones de colores llamativos que atrapen su atención. Algunos de estos libros están hechos de tapas duras, de plástico o de tela, para que el bebé también pueda jugar con ellos como si fuera un juguete más. Solo tienes que señalarles las ilustraciones y asociarlas con la palabra correcta.

Genera diferentes situaciones comunicativas. Mientras más rico sea el contexto en el que crece el bebé, mejor. Por supuesto, no se trata de abrumarlo con demasiados estímulos que terminen irritándole pero es importante que el bebé pueda escuchar hablar a diferentes personas y en distintos contextos. De esta forma el pequeño irá haciendo las generalizaciones que necesita para apropiarse del lenguaje.

lunes, 31 de octubre de 2016

Balanitis: inflamación del pendiente del niño

Cuando un niño se queja de dolor al orinar y de excesiva sensibilidad en la punta de su pene, podemos pensar que padece balanitis, un trastorno bastante más habitual de lo que creemos, aunque su nombre no sea muy conocido a nivel popular.

La balanitis es una infección de origen bacteriano que causa con inflamación en el prepucio y en la punta del pene de un niño.

Lo primero que percibirá el niño – o los padres, si es muy pequeño – es que la zona superior del pene está enrojecida e inflamada, lo suficiente hinchada como para sentir dolor solo con el tacto. En algunos casos, incluso puede salir pus de la abertura, lo que resulta muy llamativo y hace que muchos padres se asusten.

Estos síntomas de la infección por balanitis hacen que el niño sienta dolor al orinar y, si la infección es lo suficientemente importante, incluso puede llegar a tener fiebre.

Qué causa la balanitis

La balanitis es una infección causada por una bacteria que se aloja bajo el prepucio del pene, y cuya acción llega hasta el glande.

Esta infección se produce, esencialmente, por un problema de higiene inadecuada. No nos referimos a que el niño ‘vaya sucio’, sino a que esta zona de su cuerpo es realmente complicada de mantenerla aseada la mayoría de veces.

Cuanto más pequeños son los niños, más difícil es que se estén quietos el tiempo suficiente como para limpiarlos de la manera correcta. Esto facilita que se pueda crear un caldo de cultivo para la aparición de la bacteria de la balanitis.

Cómo tratar la balanitis

La balanitis resulta muy aparatosa a simple vista, debido a la hinchazón y a la más que probable presencia de pus en la punta del pene, pero no es un problema grave para la salud del pequeño. Eso sí, es muy incómodo y doloroso para el niño que la padece.

Lo primero que debe hacerse para tratar la balanitis es cambiar – o, al menos, intentar mejorar – sus hábitos de higiene. Es decir, mantener el pene del niño siempre limpio, lo que puede implicar un cambio más frecuente de pañales, si es que aun los lleva y, por supuesto, no olvidar la crema protectora.

Naturalmente, si el niño presenta síntomas de balanitis hay que llevarlo al pediatra para que confirme el diagnóstico, y le prescriba una pomada antibiótica y un control médico. En principio, con esto habría más que suficiente para eliminar la presencia de la infección.

Si mientras se trata la infección, el niño siente mucha molestia puede ser una buena opción remojarle el pene en agua templada, para que se le alivie el escozor.

La principal medida de prevención contra la balanitis es una buena higiene del pene del niño. Esto implica lavarlo cada día y prestar una especial atención a la zona del prepucio.

domingo, 30 de octubre de 2016

El sexo durante el embarazo


    

 

¿Puedo tener relaciones sexuales mientras estoy embarazada?

La mayoría de las mujeres con un embarazo es normal, pueden continuar teniendorelaciones sexuales hasta justo antes de que se te rompa la fuente o bolsa de aguas

Sin embargo, existen algunas circunstancias especiales, en las que necesitarías modificar la actividad sexual o suspenderla del todo, tu doctor o partera orientarán cuando es necesario no hacer el amor durante algún tiempo durante tu embarazo o incluso durante el resto del embarazo.

¿El sexo en el embarazo podría dañar al bebé?

No, un bebé no sufre daño alguno cuando una mujer embarazada hace el amor. El cuello del útero está sellado por una gruesa membrana mucosa que lo protege contra infecciones. El pene no llega más allá del cuello de la vagina, así que no alcanzará al bebé.

¿Hacer el amor puede desencadenar el parto?

No, si tu embarazo es normal y de bajo riesgo. La estimulación sexual o el orgasmo no hace que el parto inicie ni provoca un aborto. Y aunque el orgasmo puede causar ligeras contracciones del útero, estas por lo general no son dañinas y además son temporales. Las sustancias encontradas en el semen llamadas prostaglandinas y la estimulación de los pezones también pueden causar ese tipo de contracciones.

¿Sentiré lo mismo ahora que estoy embarazada?

Muchas mujeres aseguran que las relaciones sexuales cambian con el embarazo. Para algunas son incluso más placenteras por lo menos algunas veces. Otras las encuentran menos placenteras, durante algunos meses, o incluso durante todo el embarazo.

Lo que sucede es lo siguiente. La pelvis tiene más riego sanguíneo durante el embarazo, lo cual puede causar hinchazón de los genitales y aumentar las sensaciones de placer. Además, tienes más flujo vaginal y humedad durante el embarazo, lo que también puede ser una ventaja. 

Por otro lado, quizás estos cambios no te gusten y sientas que esa misma hinchazón te produce una sensación incómoda. Algunas mujeres también sienten cólicos (como los de la menstruación) durante o justo después del acto sexual o un orgasmo. 

Es posible que tus pechos estén hipersensiblesy te duelan al roce, especialmente durante el primer trimestre. Esta sensibilidad generalmente disminuye con el paso de los meses, pero a menudo los pechos siguen estando más sensibles de lo normal. A algunas mujeres esta sensación les parece agradable, mientras que otras prefieren que ni se los toquen. 

Si algo te resulta incómodo, díselo a tu pareja, incluso si es algo que antes hacían siempre. Si notas que sientes deseo sexual, pero no disfrutas con la penetración, considera otras actividades eróticas que no requieran la penetración, como el sexo oral o satisfacerse manualmente. Experimenten para encontrar la forma de hacer el amor que les permita gozar a ambos.

Y recuerda que la intimidad física va mucho más allá del sexo. Si no tienes ganas de tener relaciones sexuales o tu doctor te lo ha prohibido, pueden besarse, abrazarse, acariciarse y sentirse unidos a través de esa cercanía física y afectiva.

Desde que quedé embarazada no tengo ganas de hacer el amor. ¿Es normal?

Hay una gama muy amplia de experiencias individuales en cuanto al deseo sexual durante el embarazo. Algunas mujeres sienten un deseo mucho más intenso cuando están embarazadas, mientras que otras no están muy interesadas en el sexo. Muchas mujeres sienten que su apetito sexual fluctúa, dependiendo quizás de cómo se sienten física y emocionalmente. 

Quizás estés demasiado cansadaindispuestairritable para hacer el amor, sobre todo durante el primer trimestre. Es bastante común sentirse abrumada por los cambios emocionales y físicos que estás experimentando. Pero no te desanimes. En el segundo trimestre, por lo general, el deseo sexual aumenta, una vez que las náuseas y el cansancio se van estabilizando. 

Sin embargo, el deseo disminuye, de nuevo, con frecuencia en el tercer trimestre, sobre todo en los últimos dos meses antes del parto. En este momento quizás estés ya muy grande, dolorida o cansada para hacer el amor cómodamente. Puede que no te sientas a gusto con el aspecto de tu cuerpo o estés preocupada por el parto, que ya está muy cerca. 

Explícale a tu pareja cómo te sientes y asegúrale que lo sigues queriendo. Es crucial mantener una buena comunicación y apoyarse mutuamente mientras pasan juntos por todos estos cambios.

Y mi pareja, ¿me deseará tanto como antes?

La mayoría de los hombres encuentran a sus mujeres tan atractivas como siempre cuando están embarazadas o incluso más, pero no todos. Hay varias razones por las que el deseo sexual de tu pareja puede disminuir durante una parte de tu embarazo. Por ejemplo, quizás está nervioso por la responsabilidad que se le avecina, y esta ansiedad puede afectar su deseo sexual. 

Probablemente la causa más común de la disminución del deseo masculino durante el embarazo es el miedo de que la penetración pueda hacerle daño al bebé. Si tu pareja necesita que lo tranquilicen respecto a este punto, pídele que vaya contigo a una visita prenatal para que el doctor le pueda hablar del tema.

Lo más importante es que hablen sobre sus miedos y ansiedades, así como sobre sus necesidades y deseos. Una buena comunicación puede disminuir la tensión, ayudarles a relajarse y disfrutar el uno del otro y encontrar maneras de crear momentos de intimidad, tanto si incluyen el acto sexual como si no lo incluyen.

¿Es seguro el sexo oral?

En general, el sexo oral es seguro durante el embarazo. Lo que debe evitarse es que tu pareja sople aire en tu área genital. Si entra el aire en la vagina podría causar una embolia por aire (una burbuja de aire que se mete en tu corriente sanguínea). Esto sucede muy rara vez, pero podría poner en peligro tu vida o la de tu bebé.

Tampoco es seguro que tu pareja te haga sexo oral durante el embarazo si tiene un brote deherpes en la boca o siente que le va a salir uno. Y durante el tercer trimestre, si tu pareja ha padecido herpes bucal alguna vez, debería abstenerse por completo de practicar el sexo oral, tanto si tiene síntomas como si no los tiene. (Averigua si es seguro tragar semendurante el embarazo). 

Si no estás segura de si tu pareja tiene o no el virus del VIH (el virus que causa el sida), puedes usar una barrera dental (es una pieza de látex que se coloca entre tus genitales y la boca de tu pareja). Hay evidencias que sugieren que una persona puede transmitir el VIH a otra a través de pequeños cortes o heridas de la boca.

¿Cómo puedo protegerme de las enfermedades de transmisión sexual?

Si corres el riesgo de ser infectada con una enfermedad de transmisión sexual —es decir, no tienes una relación de pareja exclusiva y monógama con una persona que no padece ninguna infección— deberías abstenerte de realizar el acto sexual o, por lo menos, utilizar condones de látex cada vez que tienes relaciones con penetración. Si tú o tu pareja no pueden usar látex, otra opción serían los condones masculinos o femeninos de poliuretano.

¿Cuáles son las posiciones más cómodas?

Quizás tendrás que experimentar un poco con distintas posiciones para encontrar las que mejor te van. Encontrar una posición cómoda se hace más difícil a medida que tu vientre crece. 

Por ejemplo, la posición de misionero (con el hombre arriba) es más difícil a medida que tu embarazo progresa y casi imposible hacia el final del embarazo. (Si usas esta posición después del primer trimestre, tu pareja no debe apoyarse en su abdomen con todo su peso. Ponte una almohada debajo para no estar echada plana sobre la espalda). 

El embarazo les da a algunas parejas la oportunidad de volverse creativos y probar nuevas posiciones. Aquí hay algunas de las más cómodas y algunos truquitos para hacer el amor mientras estás embarazada. ¡Que lo disfrutes!

 Tú mandas. Ponte sobre tu pareja. De esta forma no habrá peso sobre tu abdomen y podrás controlar la profundidad de la penetración.

¡A cabalgar! Pídele a tu pareja que se siente en una silla (resistente) y siéntate sobre él. Esta posición tampoco pone peso sobre el útero.

Suavecito. Échense de lado, con tu pareja detrás tuyo, como dos cucharas pegadas. La penetración así es menos profunda, lo cual a veces se agradece, ya que a medida que avanza el embarazo una penetración muy profunda puede resultar incómoda.

De lado. Si tu pareja se te pone encima, tendriiá que hacer muchas acrobacias cuando tu panza esté ya grandecita. Pero si están medio de lado, contigo de cara a tu pareja, su peso no recaerá de pleno sobre tu útero. Ponte una almohada detrás de la espalda para poder apoyarte y quedar en ángulo.

Sexy. Saca partido de la cama. Si te echas de espaldas con las rodillas dobladas, y con los pies y el fondillo apoyados en el borde de la cama, tu panza no será un obstáculo. Tu pareja puede arrodillarse en el borde de la cama o pararse frente a ti. (Después del primer trimestre, ponte una almohada bajo un costado para no quedar completamente echada plana sobre la espalda).

Firme. Ponte "a cuatro patas", apoyada sobre las manos y las rodillas. Tu pareja puede arrodillarse y penetrarte desde detrás.
No te preocupes, quien la sigue la consigue. Con un poquito de creatividad, seguro que encontrarán la manera de seguir disfrutando del sexo.

¿Hay algún síntoma que requeriría que llamara a mi doctor?

Es normal sentir algo de cólicos durante el acto sexual, durante el orgasmo, o justo después, pero si no se te pasan al cabo de unos minutos, o si tienes dolor o hemorragia vaginal después de hacer el amor, llama a tu doctor.

No dudes en hablar con tu doctor si tienes cualquier pregunta o preocupación sobre las relaciones sexuales, sobre todo si no sabes con seguridad si debes abstenerte de tener relaciones o si tienes miedo de que le harán daño al bebé. Si el doctor te dice que no puedes tener relaciones sexuales, pregúntale si se refiere solamente a evitar la penetración, o si es que debes evitar por completo tener un orgasmo.

viernes, 28 de octubre de 2016

El ejercicio durante el embarazo

Una de las principales dudas que se originan durante el embarazo es conocer si es recomendable hacer ejercicio físico, esto dependerá del tipo de actividad que se practique y sobre todo del estado de Salud con el que cuenta la futura mamá y su bebé.

Se ha demostrado que practicar ejercicio ofrece amplios beneficios tanto en la Salud de la mamá como en la del bebé, sin embargo, es importante informarse sobre qué ejercicios pueden realizarse cuando se está embarazada.

Los ejercicios apropiados para realizar durante el embarazo son aquellos que son calificados como de “bajo impacto”, es decir, aquellos que no necesitan de un gran esfuerzo físico para ser realizados,  por ejemplo:

    Natación
    Caminata
    Yoga prenatal
    Aerobics de bajo impacto

Por el contrario, existen ejercicios que están contraindicados y que el realizarlos puede poner en peligro la estabilidad del bebé, por ejemplo:

    Deportes de contacto como el futbol, baloncesto y hockey, ya que estos aumentan el riesgo de que la mujer sufra un traumatismo abdominal.
    Deportes de alto riesgo de tener una caída, por ejemplo, el esquí, montar a caballo y la gimnasia.
    Submarinismo
    Ejercicios que impliquen alturas mayores a los 2 mil metros, por ejemplo el rápel y montañismo.

Practicar ejercicios de bajo impacto trae beneficios durante el embarazo, algunos de ellos son:

    Prevención primaria de la diabetes gestacional.
    Prevención de la hipertensión gestacional.
    Garantiza partos a término, recién nacidos de más peso y mayor rapidez al momento del parto.
    Menor riesgo de cesárea en pacientes nulíparas.
    Menor tendencia a la depresión y a la ansiedad durante el embarazo y postparto.
    Disminución de fatiga y náuseas.

Si estás embarazada, y ya decidiste iniciar con una rutina de ejercicios de bajo impacto te recomendamos los siguientes consejos:

    Asegúrate de que tu rutina de actividad física sea segura y amena.
    Los ejercicios deben promover la resistencia y la coordinación.
    Procura hacer el ejercicio al menos tres veces por semana, esto es mejor que la actividad física ocasional e intensa, seguida de largos periodos de inactividad.
    Comienza con ejercicios de intensidad muy leve y auméntalos de forma progresiva.
    Evita movimientos bruscos, saltos e impactos corporales.
    Evita actividades físicas que supongan:
    Hacer ejercicios en los que se tenga que realizar un esfuerzo ya sea en posición boca arriba o boca abajo.
    Ejercicios que impliquen realizar Maniobras de Valsalva, que es una técnica en la que se intenta exhalar aire con la boca y nariz cerradas.
    Hacer ejercicios que impliquen el aumento de la temperatura.
    Flexión o extensión excesiva de las articulaciones.
    Movimientos bruscos.
    La frecuencia cardiaca no sobrepase los 140 latidos por minuto.
    Procura realizar ejercicios de calentamiento para prevenir lesiones musculoesqueléticas.
    Recuerda que la actividad física intensa no debe superar los 15 minutos. Se puede reanudar tras un breve período de reposo.

Es importante que estés al pendiente sobre los siguientes signos de alarma que te ayudarán a darte cuenta sobre cuando finalizar el ejercicio durante el embarazo:

    Sangrado vaginal.
    Disnea de reposo.
    Vértigos.
    Dolor torácico.
    Debilidad muscular.
    Dolor en el pubis.
    Dolor o quemazón en la pantorrilla.
    Sospecha de pérdida de líquido amniótico.
    Contracciones uterinas.
    Disminución de movimientos fetales.
    Hidratación correcta
    Antes de iniciar una actividad física se debe de investigar la existencia de problemas médicos u obstétricos que la contraindiquen.

Sin duda, el ejercicio durante el embarazo es una gran fuente de energía y bienestar, sin embargo, recuerda consultar el tipo de actividad física que realizarás con tu ginecólogo, ya que él tendrá la mejor respuesta sobre cuidado que tú y tu bebé necesitan.